Los emprendedores pueden elegir entre dos caminos para navegar hacia el éxito financiero: ser autónomo y establecer una sociedad. Cada uno tiene sus propios beneficios y desventajas, y la decisión dependerá de una variedad de factores. En este blog, discutiremos las diferencias entre estos dos modelos de negocio, destacando los puntos a favor y en contra de cada uno de ellos y brindando información útil para aquellos que quieran comenzar a operar.
Debido a que depende de una variedad de factores económicos, personales y comerciales, no existe una fórmula matemática que pueda determinar con precisión el tipo de forma jurídica más adecuada para constituir tu empresa. Existen una serie de reglas y normas que pueden ayudarte descubrir las diferencias clave para iniciar tu negocio de forma exitosa👇🏻.
RESPONSABILIDAD
La principal desventaja del empresario individual en comparación con la SL es su responsabilidad ilimitada, lo que significa que responde con su patrimonio personal a las deudas frente a terceros.
Mientras que la SL es de responsabilidad limitada, como su nombre indica, y solo responde por el patrimonio de la sociedad.
ESTABLECIMIENTO DE LA EMPRESA
Los procesos y costos de establecerse como autónomo son mucho más baratos y sencillos que los de establecerse como SL, y el proceso es mucho más rápido. Puedes darte de alta como autónomo en un día, mientras que una sociedad puede tomar entre 5 y 30 días.
COSTES DE GESTIÓN
Los autónomos suelen tener costes de gestoría más bajos que las SL debido a su contabilidad más simple. Además, al aplicar la tarifa plana durante el primer año, la cuota mensual de autónomos se mantiene en 60 euros y tienes bonificaciones del 50 y el 30 por ciento durante el segundo año.
Los autónomos societarios también pueden solicitar una tarifa plana. Durante el primer año, el autónomo societario puede pagar una tarifa plana de alrededor de 85 euros, lo que se debe a la reducción del 80% en la cotización por contingencias comunes.
CONTRIBUCIÓN ECONÓMICA
Para establecer una SL es necesario contribuir con un capital social de al menos 1 euro, mientras que para empezar como autónomo no es necesario hacer ninguna contribución.
Es necesario depositar ese capital social en el banco, obtener la protección correspondiente y luego usarlo para gastos e inversiones del negocio.
IMPUESTOS
El autónomo tributa por el IRPF, que es un impuesto progresivo, de manera que con grandes beneficios el tipo a aplicar es mayor que en el caso del Impuesto de Sociedades, que es un impuesto con tipos fijos, en concreto del 25%.
Por tanto, la decisión entre ser autónomo o establecer una sociedad dependerá de tus objetivos, valores y circunstancias particulares. Ambos modelos tienen sus ventajas y desventajas, pero la clave es tomar una decisión informada que te guie hacia el éxito en tu empresa.